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Global Media Journal México

Abstract

La noción de desarrollo comienza a cristalizarse ya entre los años '40 y '60, desde la post guerra, por la Organización de Naciones Unidas (ONU); y con criterios más establecidos a partir de los años '80, a través del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se materializa en la idea de Índice de Desarrollo Humano (IDH). De aquí en adelante, la bibliografía que encontramos es abundante, especialmente en lo conceptual: desarrollo a escala humana (Max-Neef, 1991), desarrollo local e integración regional (Veiga, 1995), desarrollo humano (Sen, 1997), desarrollo sostenible (Buarque, 1997), desarrollo descentralizado/regional (Boissier, 1999), y desarrollo endógeno (Vázquez Barquero, 1999) entre muchos otros. En este recorrido histórico el concepto de modernidad estuvo siempre ligado a la idea de desarrollo y recogido por los gobiernos para diseñar sus leyes y proyectos de actuación local que no pretendían llegar, sino al estado superior de avance que habían conseguido principalmente EEUU junto con algunos países europeos. Esto suponía en la mayoría de los casos imitar e intentar trasladar un modelo de desarrollo basado en el crecimiento económico marcado por los valores del mercado capitalista. En este sentido, la aspiración de esos países considerados desde esta perspectiva subdesarrollados o en vías de desarrollo, como señala José A. Gallego Gredilla, se convertirá en una idea-fuerza cargada de sentido emotivo y con todo un cúmulo de sentimientos de avance incluidos en la misma.

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