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Global Media Journal México

Abstract

Una sociedad democrática moderna no puede existir sin unos medios de comunicación ampliamente disponibles y accesibles que reflejen la naturaleza pluralista de esta sociedad y que no estén dominados por ningún punto de vista ni controlados por ningún grupo de interés; que pongan al alcance de los ciudadanos la información para que se decanten por opciones, para sí mismos, y para la sociedad, con pleno conocimiento de causa; que proporcionen el soporte necesario para que se produzca el debate público, sostén de las sociedades libres y democráticas. Por tanto, se puede afirmar que el libre mercado, por sí solo, no puede garantizar estos principios. La protección del pluralismo ha sido tradicionalmente considerada como una competencia interna de los Estados miembros de la Unión Europea hasta que la Unión Europea decidió impulsar la libre competencia empresarial en el espacio comunitario. Sin embargo, las instituciones comunitarias se han visto obligadas a intervenir sobre las concentraciones mediáticas nacionales para evitar que los preceptos relacionados con la política de competencia en el marco europeo pudieran lesionar el pluralismo informativo interno de cada Estado miembro. Sin embargo, la capacidad legislativa otorgada a los Estados miembros para mantener el pluralismo mediante sus normativas nacionales sobre concentraciones creaba interferencias en un mercado interior comunitario sin fronteras. Para resolver esta disyuntiva, la Unión Europea ha debido apostar por unas medidas políticas híbridas que conjugaran estos dos principios enfrentados: el derecho a la libertad de mercado frente al derecho del ciudadano a recibir una información plural.

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